Amo la distancia que nos une porque nos cobija a ambos,
porque es la misma entre los dos.
Bajo tu cielo y tus infinitas estrellas reposa mi montaña, serena, llena de vida.
Veo hacia ti, te busco. Vuelve tu mirada y regalame un destello, amado, y podre dormir tranquila.
Mis colinas latentes aguardan tu soplo.
Nacimos para esto, para este vaivén, para este vals acrobático que nos altera los sentidos.
No temo a la lejanía, pues en ella siempre te encuentro.
No temo al tiempo, pues en él, nuestros colores cambian y se complementan.
El viento trae mi nombre pronunciado por ti, sé que me buscas en tu paisaje, sé que tu encierro guarda mi aroma.
No temas tu tampoco, pronto seremos eternos.
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