3 años estudiando en el instituto, 5 en la universidad. Me esforcé por ser el mejor, ¡y lo fui! Me gané una beca para estudiar en EEUU, trabajé con grandes artistas. Soñaba con ser el mejor fotógrafo de la era.
- Ya despierta, Carlos, vas a llegar tarde al trabajo.
Detesto escuchar mi nombre, a veces pienso que alguien con un nombre tan simplón no podría ser realmente alguien. Realmente lo que detesto es mi vida. ¿En que momento llegué aquí? Un día estoy a un paso de ser expuesto en el MoMa y al otro estoy trabajando en el fotoestudio de un viejo mañoso, sacando fotos de pasaportes y a niños feos y odiosos, a quienes solo sus madres podrían ver con gracia.
Un día más. Abro la santamaría, enciendo los equipos, la maquina de café de primero. Me siento, como todos los días, a ver a través del vidrio. Pasan personas apuradas de un lado a otro, a una mujer se le rompe el tacón y maldice, un hombre compra un cigarro detallado y un café, un niño uniformado, llorando, siendo casi arrastrado por su apresurada madre. Cada día lo mismo.
Entra una señora risueña, apurada, como todos los que vienen a un fotoestudio en estos días. Apuesto, necesita fotos carnet lo más rápido posible.
- ¿Está sacando fotos carnet?
La veo fijo y serio. No le respondo nada porque el señor Pascual ya me advirtió muchas veces que no podía tratar mal a los clientes pero mi mirada la juzga y le responde todo y más de lo que no puedo decirle con palabras. La señora risueña parece no molestarse.
- ¡Que boba! claro que saca fotos carnet, ¡que pregunta la mía! pero claro, pregunto porque no sé si ya empezó a trabajar hoy... Bueno, si ya está abierto es porque ya empezó a trabajar hoy ¿verdad, señor? Yo soy así, a veces pregunto cosas tontas.
Es de esas señoras a las que les encanta hablar. Aunque me molesta, admiro su energía y buen humor. Tal vez ella si ha realizado sus sueños y no está atrapada en un trabajo de mierda como yo.
- Tenemos combos de 6 y 8 fotos carnet -la interrumpo.
- Solo necesito unas 4.
- Entonces pague el de 6.
- Déjeme pensar, tal vez necesite más...
- Pague el de 8 entonces y luego ve.
- Sí... está bien, si a usted le parece...
- A mi no me parece nada, señora, yo solo tomo las fotos, no sé para que las va a usar usted.
- Déjeme pensar, es que no deja de hablarme y no me deja pensar cuantas necesito.
¡Yo no la dejo pensar!, ¡Yo no dejo de hablarle! Las personas que hablan en exceso no toleran escuchar otra voz que no sea la suya. Aunque, ciertamente, escuchar mi voz pedante debe intimidar a cualquiera. Me alejo para "dejarla pensar".
- ¡Señor!, ¡venga!, ya sé.
Si me dice que vuelve más tarde juro que me suicido.
-Voy a elegir el paquete de 8 fotos. ¿Son instantáneas?
- No.
- Oh... ok....
Perfectamente podrían ser instantáneas, solo le dije que no para molestarla pero a esta señora parece no molestarle nada, o tal vez a mí me molesta todo, desde la más mínima banalidad y por eso creo que otras personas serán tan amargadas como yo.
- ¿Algún fondo especial?
- No entiendo.
Entiendo que no entienda, yo mismo no entiendo una pregunta tan estúpida. Si fuera una sesión de fotos que fuera a salir en la portada de una revista, tal vez buscaríamos un escenario realmente especial, posiblemente en exteriores, tendríamos maquillistas, directores de iluminación, de vestuario...
- Que si la necesita fondo blanco.
- Ah... da igual, creo. Puede dejar ese fondo azul. Aunque se ve un poco sucio.
- Eso no se nota en la foto, señora.
Fue la única cliente ese día. Susan Sontag decía que fotografiar es un acto de violación, es apropiarse de lo fotografiado. Ojala pudiera absorber algo de la energía de vida que transmite esta señora. Ahora vivirá eternamente gracias a mi lente. Quedo atrapada en este momento, la cámara le robó un poco de su alma, aunque sea en una simple foto carnet.
Brillante relato, me encantó.
ResponderBorrarGracias <3
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