lunes, 27 de julio de 2020

Reto Escribirme. Día 6: Pesadilla




No recuerdo a que edad empezó esta pesadilla recurrente, solo sé que me acompaña desde hace tanto que cuando pasa un mes sin que la sueñe, me parece extraño.

Recientemente le he prestado especial atención a mis sueños, al día del mes en que los sueño, a lo que ha pasado en mi vida esos días, como me he sentido, lo que he comido, la fase de la luna en la que estemos, etc. Y me he dado cuenta de que ésta pesadilla recurrente, se repite siempre al rededor del mismo momento del ciclo mensual y como ya sé de que va la pesadilla, a grandes rasgos, entonces he trabajado en no sentir tanto miedo y observar todo lo que existe en el sueño, objetos y personas.

En esencia, la pesadilla es que viene una ola gigante o muchísima agua hacia mi y no hay manera de que pueda escapar. A veces estoy sola, normalmente acompañada. A veces estoy en una playa, a veces en una playa rodeada por una montaña, a veces solo en una montaña y la cantidad de agua que viene a mi es de un río muy grande.

Normalmente, veo como se empieza a formar la ola gigante, antes corría tratando de huir, luego dejé de correr porque sabía que era imposible escapar, ahora dejo de correr porque ya sé que es una pesadilla, aunque a veces temo que no esté soñando y no lo sepa pero luego me despierto.
Algunas veces estoy dentro de alguna casa, con muchas otras personas, y la ola no es devastadora. Se levanta imponente hasta tocar el cielo pero basta con cerrar la puerta de la casa para que solo se inunde un poco, hasta las rodillas, pero nada más. La casa siempre resiste.

La primera vez de la casa, fue una casa apenas terminada de construir, con columnas y techo de cemento en crudo, sin puertas en las habitaciones y ningún mueble, con muchas personas, adultos y niños, angustiados, gritando y llorando, tratando de sobrevivir. La vez más reciente de la casa, era una mansión de cristal, había un hombre ciego y sereno y muchas otras personas, entre mujeres hombres, niños y ancianos, en su mayoría tranquilos.Solo yo y unos pocos nos preocupamos por ver la cantidad de agua que se avecinaba mientras estábamos en una casa de cristal. Recuerdo pensar que la potencia del agua rompería todas las paredes de la casa y eso era aún más peligroso que el agua en si misma. Pero llegó la ola. Más que solo agua, era lodo, agua turbia y marrón, fuerte, violenta, golpeando con fuerza los ventanales de cristal y cubriendo toda la casa, que era de techo bastante alto, pero no sufrió la mínima grieta, se mantuvo firme y las personas en su interior solo observaban y su tranquilidad me calmó.

Recientemente, estuve en el claro de un bosque hermoso, era un espacio rodeado por montaña. Lo reconocí de inmediato, ya había estado ahí hacía mucho tiempo en otro sueño y recordé que ese lugar donde ahora estaba parada, antes era un río muy profundo, recuerdo lanzarme desde piedras altas y nadar, así que me di cuenta de que de un momento a otro se llenaría de agua de nuevo, otra vez la pesadilla. Un hombre joven me dice que tengo que armar la carpa para protegerme. Él me ayudaba pero yo sentía mucha ansiedad y estaba convencida de que era imposible que una carpa nos salvara de lo que venía. Vi a lo lejos, venir veloz por un camino angosto, una cantidad de agua tan alta como las montañas, como cuando se rompe una presa. Sabía que no lo lograríamos, mi velocidad y fuerza es incomparable a la del agua. El hombre permanecía sereno y me dice que entre a la carpa. Adentro había una anciana de cabello totalmente gris y largo hasta la cintura, abrazando un niño, ambos muy serenos. Ya estaba muy cerca el agua y la carpa no estaba terminada, no le habíamos cocido el cierre para cerrarla. Le digo al hombre que entre y me dice que no, que cierre la carpa y la agarre fuerte donde no había cierre, hasta que todo pasara. él permaneció del lado de afuera haciendo lo mismo, sin angustia. Cierro los ojos, aprieto fuerte la tela de la carpa para que no se abra, resisto, pero no hay un movimiento tan brusco al cual resistir. Abro los ojos, no escucho nada, no siento nada. Aflojo la mano, abro la carpa, el hombre ya no estaba, la tierra estaba mojada pero ya no había río, ni ola ni ansiedad.


2 comentarios:

  1. Qué pesadilla tan fuerte... sentí angustia y pánico al leerla.

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    1. Que bueno que lo sentiste! Uy sí, es angustiante, pero he ido aprendiendo de ella también y tratando de descifrarla.

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