domingo, 26 de julio de 2020

Reto Escribirme. Día 2: Autobiografía




Por suerte no debo escribir mi autobiografía completa, solo algún fragmento e incluso se me permite (se me pide) mentir en alguna cosa que yo decida.

Por suerte también, he entendido desde hace un tiempo que una autobiografía no se trata de decir quién eres sino de decir lo que has hecho, lo que te ha pasado, lo que has vivido y que los lectores se encarguen de juzgar que te conocen y decir quién eres.

Pues bien, contaré entonces que tengo un hermano 15 años mayor que yo, a quien amo profundamente pero con quien, por razones obvias, no compartí mi niñez. Mi familia materna es bastante extensa pero todos viven en otros estados. Mi familia paterna es bastante pequeña, solo uno de mis 5 tíos paternos tuvo hijos pero justamente es el único tío que nunca fue tan cercano, por lo tanto, yo era la única niña en casa (y lo fui hasta que tenía 18 años y nació mi primer sobrino).

Muchas personas siempre hablan de lo felices que son los niños, sin responsabilidades, sin preocupaciones pero estoy convencida que quienes dicen eso lo hacen simplemente porque han olvidado su niñez. ¡Claro que un niño tiene (o siente que las tiene) responsabilidades y preocupaciones!

Desde que tuve 2 meses de nacida mi mamá debió volver a su trabajo así que mi cuidado quedó a cargo de mi abuela paterna y una de mis tías, principalmente. Debo acotar que como la mayoría de mis tíos eran solteros, vivían todos aún con mis abuelos en la misma casa grande y con mi hermano, quien vivió con ellos desde los 9 años cuando su mamá murió. Así que crecí en esta casa, rodeada de tanto amor y atenciones que perfectamente podría ser motivo de envidia para cualquier otro niño.

A mis 6 años, mi tía, mi cuidadora principal, enfermó. Fueron 2 años en los que en diversas ocasiones pasaba tardes jugando en el estacionamiento de hospitales. Fueron 2 años en los que ya no me buscó al colegio, dos años en los que, a pesar de tener tan buena memoria, decidí bloquear a mi abuela porque su dolor era tan grande y abrumador que no sabía cómo manejarlo, así que no tengo ni un solo recuerdo de ella durante esta etapa.

Recuerdo que la llene de tanto amor, esperando que con ese amor se sanara, que no me importaba abrazarla y besarla, aun cuando la bolsa de la colostomía se desbordaba, o se le salía la sonda. La veía realmente hermosa sin cabello y se lo hacía saber. La llenaba de besos, aun cuando sabía que su boca torcida e inmóvil no me podía corresponder. Cuando sus ojos se llenaban de lágrimas, yo era fuerte para ella, yo sonreía y le decía que no llorara.

¡Y la amaba! ¡Dios, cuanto la amaba!

Y tengo que hacer una pausa de algunas horas para llorar su recuerdo, porque aunque han pasado muchos años, sigue intacto y nuestro amor fue y es tan grande que solo puedo sentir que cada día crece más y se lo expreso amando la vida que ella también amó tanto.

No supe cómo ni cuándo murió, fue ella quien me lo dijo en un encuentro hermoso que tuvimos una noche mientras dormía (aún estoy 100% convencida de que no fue un sueño). Esa mañana desperté feliz, cantando canciones que ella me había enseñado, sintiendo que todo estaba muy bien. Un relámpago me golpea la mente y voy a preguntarle a mi papá como estaba mi tía… Corrí a mi cuarto, mi mamá corrió detrás de mí, me abrazó y la odié. Mi papá permaneció llorando en silencio en la sala.

Esa tarde, permití que mi mamá me vistiera, aunque desde hacía tiempo no dejaba que lo hiciera. Ya era muy capaz de tomar ese tipo de decisiones y defender mi autonomía, al menos en la ropa que quería. Mi mamá me puso un suéter amarillo que odiaba, no solo por lo feo que era sino porque el tipo de tela daba calor y picaba. No me importó, no me dio calor, no me picó, no lo odié ese día. No recuerdo qué pensaba (o no lo quiero recordar) pero sé que cuando llegamos a la casa de mis abuelos y tíos, a mi otra casa, y abrió la puerta otra tía y me vio y su voz se ahogo en llanto mientras me decía “ay, Odrita…” en ese momento reaccioné y pensé “debo ser fuerte para ellos”.

Después de todo, era la única niña en la casa, en mí recaía la responsabilidad de darles alegría porque los niños son eso “la alegría de la casa”. No podía permitirme llorar, debía ser pilar para ellos, para una madre y un padre que acababan de perder a su hija, para unos hermanos que acababan de perder a su hermana, para un sobrino que perdió a quién se encargó también de su crianza, luego de que su madre muriera. Mi papá ya no era superhéroe, porque los superhéroes no lloran, ahora era yo quién debía ser la superheroína de todos.

Y así fue, y así ha sido, y ha sido arduo y agotador, y es una de las principales razones por las que me cuesta tanto expresar mis emociones, por las que si me siento triste o emotiva, lo que hago es contar chistes, ser sarcástica, desviar el tema… Y sí, lo estoy trabajando con mi psicóloga. Y me enteré recientemente que esa decisión, una de las más grandes de mi vida y a tan corta edad, fue una decisión tomada desde el amor pero es momento de soltarla…

9 comentarios:

  1. Sencillamente hermoso,todo un homenaje a las mujeres de la familia, tú incluida.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, querida Aura. Es así!

      Borrar
  2. Hermoso homenaje a tu tía. No conocía esa historia. Gracias por compartir pequeña

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por leerme y conocer un poquito más de mi. Un abrazo enorme.

      Borrar
  3. Lloré!!! Con cada experiencia en el transcurso de la vida nos vamos colocando máscaras que nos ayudan a enfrentar la vida, y a auto protegernos, te recomiendo el libro las 5 heridas de Lise Bourbeau lo consigues como audiolibro en youtube. Besos

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Como escribí en el reto del día 1 (la entrada anterior), me encanta generar emociones en las personas que me leen y si lloraste, mejor aún! porque te conectaste conmigo y mi sentir y te lo agradezco muchisimo. Cuando encontramos empatía en otros, no nos sentimos tan solos en nuestro mar de emociones. Gracias también por la recomendación del libro, ya lo voy a buscar. Cariños.

      Borrar
  4. Sencillamente maravilloso. Grandes responsabilidades producto de grandes decisiones para una niña tan pequeña. Gracias por abrir tu corazón de esta manera y hacer arte desde tu proceso de sanación. Felicidades

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Muchas gracias a ti por leerme. Sí, decisiones que se toman desde el amor, aún sin saberlo...

      Borrar