Imágenes que vienen a la cabeza. En medio de la inmensidad, a veces perdido, a veces a punto de naufragar, a veces desembarcando en puertos inesperados y volviendo a partir. Buscando el camino, sin saber a dónde quiero llegar. Respira, vértigo, escribe, suelta y empieza de nuevo. Respira. La vida es un laberinto circular.
lunes, 3 de agosto de 2020
Reto Escribirme. Día 12: El objeto
Buenas noches.
Los cité aquí hoy, a estas altas horas de la noche, porque se me pidió escribir sobre alguno de ustedes y como no quiero ser impositiva, me gustaría saber quién de ustedes desea hablar conmigo.
¿Nadie? Lampara, tu que prendes y apagas a veces con insistencia, como si tuvieras la necesidad de decirme algo, ¿Por qué tan callada ahora?. ¿Y tú, tal vez quieras agradecerme por no haberte botado aun cuando se terminó tu tinta hace tiempo?, o tal vez quieras rogarme que te bote porque ya no tienes ningún propósito... ¿nada? ¿Qué me dices tú? ¿Recuerdas cuando tenia 12 años y sin querer derrame pintura de uñas sobre ti? ¿te gustaría contarme como te sentiste? ¿y como te sientes ahora que tu dueña original no está y pasaste a ser mía?
- Yo hablaré.
- Esperaba que lo hicieras, por eso te saqué del baúl... Lamento lo de tu nariz, por cierto.
- Nada que disculpar, algo como yo no espera durar tanto tiempo, que a estas alturas solo me falte la nariz, no es inconveniente.
- ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
- ¡Claro! tú eras una niña escuálida que se creía mayor de lo que era. Tenías una faldita azul cielo, una franela negra y una gorra. Estabas con tus padres. Mientras tu mamá veía sabanas y tu papá electrodomésticos, tú, con tus infulas de adolescente prematura, te alejaste y empezaste a caminar por la tienda. Sabía que nos verías y sabía que era posible que te llamáramos la atención, así que traté de acomodarme y resaltar.
- Recuerdo la caja en la que estaban todos amontonados. Me gustaron todos aunque no recuerdo a ninguno en especifico pero el que más me llamó la atención fuiste tú.
- No es cierto. Antes de mi, agarraste a otros. Agarraste a uno blanco con negro y a uno marrón.
- No lo recuerdo...
- Yo lo recuerdo a la perfección. Pensé que ya no me elegirías, estabas indecisa. Tú papá se acercó y te preguntó si te gustábamos, le dijiste que sí, tímidamente, y él te dijo que entonces agarraras uno que ya se iban. Echaste un nuevo vistazo y fue cuando me agarraste a mi. Tenias en una mano otro y en la otra a mí y finalmente, lo dejaste a él. ¡Fui tan feliz!, ¡lo recuerdo como si hubiera sido ayer!
- Pero fue hace casi 20 años. Llevamos casi 20 años juntos. Nos hemos mudado, hemos viajado, hemos acampado... ¡Te he llevado a tantos lugares conmigo!
- Te vi crecer. Te he visto sufrir, reír, he visto tu ira, he intentado consolarte tantas veces y decirte que no estabas sola. También te he visto hacer cosas que tal vez ningún juguete deba ver de su niño jamás.
- Lamento eso. Debo decir que tu también haz crecido muchísimo. Jamás pensé que hablarías como un peluche melancólico.
- Te dije que algo como yo, tan pequeño, que realmente no representa ningún juguete anhelado por un niño, de quien no se hace publicidad ni caricaturas, no tiene largas esperanzas de vida. Tal vez por eso soy melancólico. Pero no me malentiendas, estoy feliz de permanecer con vida y a tu lado, y ahora comparto con juguetes nuevos, aunque si te soy sincero, no me caen del todo bien, tal vez porque realmente no estoy hecho para jugar sino para adornar o acompañar pero tu niño es aún muy pequeño para entender eso.
- Y quien diría que después de tantos años de cuidarte, justo ahora llegara él a arrancarte la nariz.
- Deja de preocuparte por eso. ¿Que más quieres saber?
- Tantas cosas... Y al mismo tiempo nada. Tú vida también ha sido la mía y solo quiero agradecerte por permanecer siempre.
- ¿A donde más podía haber ido? y no lo digo porque sea un objeto inanimado y no haya podido escaparme porque créeme que los objetos encontramos maneras de desaparecer y hacer creer a nuestros dueños que ellos son unos desordenados o distraídos que nos perdieron, lo digo porque de verdad jamás quise ni he querido perderme ni desaparecerme. Soy más que tuyo, soy contigo.
- ¿Crees que le deba a los lectores una descripción tuya? para que al menos sepan qué eres.
- Si deseas realmente hacerlo, hazlo, pero no creo que haga falta. Esta conversación es intima, aunque sea leída por muchas otras personas, seguirá siendo intima. Es una complicidad entre tu y yo, como tantas otras, ésta madrugada nos susurramos, miras mis ojos negros y brillantes y yo los tuyos, no hace falta dar más explicaciones.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario