Despierto. Pienso en ella, pienso en él. Respiro profundo, cierro los ojos, trato de hacer memoria de los sueños que tuve, lo logro brevemente pero de inmediato me invaden cientos de pensamientos, respiro, doy un vuelta en la cama, me aturden los pensamientos, los mando a callar, respiro, otra vuelta, empieza el dolor de cabeza, respiro, abro los ojos nuevamente, doy vueltas por media o tal vez una hora más. Giro, lo veo, a veces lo quiero, a veces me pregunto qué hacemos aquí. Me levanto, voy al baño, hago pipí, me cepillo los dientes, lloro, a veces sin lagrimas, siempre tapandome la boca para que nadie escuche, respiro, agradezco por la vida de quienes amo, me veo al espejo, respiro, aún me duele la cabeza, me pongo la máscara del día.
Me abraza.
- Tengo hambre, mamá.
- Buenos días, mi amor. Ya te preparo desayuno.
- No, tú no, mi abuelo.
- Deja a tu abuelo quieto.
Lo veo de espaldas, lo amo, me dan ganas de llorar de nuevo, respiro para que no se note, sonrío.
- Hola, hija, ¿quieres café?
- No, papi, gracias.
Lo abrazo. Respiro. Pensandolo bien, sí quiero café.
Empezó el día.
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